Un Arte de intervalos.
El cine según Jacques Ranciere
Por Rebeca Zurru Fernández
El artículo que a continuación voy a tratar, es una opinión de Raquel Schefer, referente al libro “ Les ecarts du cinema” de Jacques Ranciere, una obra filosófica sobre el cine.
El cine según Jaques Ranciere:
A través de este artículo, vemos como Raquel Schefer expresa de forma densa y apasionada, aquello que Jacques Ranciere nos hace entrever en su libro sobre los lazos que se establecen entre espectador y cine, pues como todos sabemos, a partir de los años 60 el arte toma un nuevo sentido, esto significa que la visión de la autoría se vuelve tan importante como la de la masa.
Su subjetividad e influencia, expresa la relación de las formas sensibles del cine que se vinculan, según el escritor y director a “promesas políticas y utópicas”, pues según el entendimiento de Schefer, se delinea una teoría empírica de la imagen en movimiento o expresión política, que insta a la reflexión sobre la historia y el pensamiento de la historia.
“Les ecarts du cinema”, remite simultáneamente a la dimensión espacial y temporal del cine. Por un lado, si lo concebimos como arte del espacio, ecarts se traducirá como distancia o separación y, por otro lado, si lo concebimos como arte del tiempo, se traducirá como intervalo. Por ello, ya solo en la primera linea, el título, destaca como Jacques Ranciere invita a interpretar el cine desde diferentes ángulos como el espacio, el tiempo, la materia o el espíritu, pues la metodología empleada por el autor, pretende bipolarizar la perspectiva del lector hacia ese séptimo arte, conceder el protagonismo a la subjetividad entre las diferentes posiciones y formas de creatividad, llegando a ser el latir mismo de los pensamientos y emociones que generan. Según Raquel Schefer, el escritor considera al amater del cine un elemento más, o más bien, parte de lo que se visualiza desde una posición sin jerarquías, de modo que cada sentimiento generado sea genuino. El estatus dialéctico del cine nace de la subjetividad y representación, que entre líneas, nuestro referente sugiere, que tienen mucho que ver con la evolución política del S.XX; esquemas psicológicos, literarios, acciones y códigos expresivos, forman parte de todo ello.
La autora, define el libro mediante diversos intervalos, en concreto tres: en primer lugar nos habla de la relación entre el cine y la literatura, en segundo lugar se refiere al cine, el entretenimiento y la filosofía y por último, reflexiona sobre el cine y la política.
Referente al primero; cine y literatura, Ranciere analiza diferentes ejemplos, basándose por un lado, en los mecanismos narrativos y por otro, en el lenguaje de las imágenes. Invita a descubrir o explorar lo que sugiere aquello que se está viendo, por encima de lo que se escucha, “el cine tiene el poder de enseñar lo que las palabras esconden”. Reflexiona sobre la fragmentación literaria y narrativa, creyendo que, cinematograficamente compensa un exceso sensorial a través del texto literario.
La escritora se esfuerza en explicar que Ranciere intenta en todo momento, desestabilizar la lógica entre acción-reacción, generando la búsqueda entre guión y puesta en escena, palabras y silencios, “va y ven” que crea una “opacificación” frente a la narrativa y organización formal que se exponga, es decir, un duplo exceso que empuja el dato literario hacia atrás, y al mismo tiempo hacia delante, haciendo del lenguaje cinematográfico, un compromiso entre la visualidad, la palabra y los mecanismos narrativos.
En su segundo intervalo, cine y entretenimiento, Ranciere analiza las fronteras del cine
como arte, partiendo de una abolición entre géneros, para basarse en los lazos que se establecen entre arte, arte popular y espectáculo. Expresa a través de la filosofía las “equivalencias” que puedan existir entre temáticas y emociones , performance musical, narrativa de ficción etc. El escritor nos apunta, no solamente la relación entre el cine y la historia de las ideas, pues lo traduce a la hipótesis como sistema de pensamiento: donde lo audiovisual, las palabras, el sonido y las imágenes, contribuyen a un pensamiento filosófico.
En el tercer intervalo, cine y política o pensamiento conceptual, nos habla de la existente relación del cine con la política . Como dice Raquel Schefer , para Ranciére no existe una política del cine, sino figuras simbólicas por medio de las cuales el cine se acerca a la política. El pensador en realidad no nos da respuesta de qué cine es cine político , simplemente nos apunta caminos para “deguste” de nuestras curiosidades ,
pues él explica que partiendo de la base de la invisibilidad de la justicia e injusticia , el cine se ve en la confrontación con algo que la supera por pertenecer al dominio de lo invisible. Afirmando así , que el cine político solo se puede definir por aquello que no es. Jacques Ranciere lo considera cine del porvenir.
En definitiva este texto es Justicia, injusticia, exploración de clases, dialéctica entre ética y política, mito e historia, tensiones entre palabra y gesto, presencia y ausencia o cualquier tipo de emoción des-doblada, crean un sendero generado por los intervalos que sugiera que nuestros sentimientos naveguen en una tridimensión, entre el afuera y el adentro, interioridad y exterioridad. La escritora viene a explicarnos, de qué forma sugiere el escritor Jacques Ranciere, la gran influencia que el cine ejerce sobre nosotros mediante nuestras únicas y diferentes interpretaciones.
Para concluir , debo destacar el claro entusiasmo transmitido por Ranciére, pues su búsqueda , su indagación y la curiosidad sobre el séptimo arte, se ha visto arraigada a sólidos conceptos y teorías de este pensador con el que he tenido un fugaz dialogo , o mejor dicho monologo , en un sólido intercambio de saberes.