El campo de la percepción
Reflexión de Teoría de la Inteligencia Creadora. José Antonio Marina, 1993.
Rebeca Zurru Fernández
Para José Antonio Marina crear significa saber encontrar posibilidades. Hallar nuestras propias respuestas ante el sin fin de encrucijadas que el momento libre de lo real presenta ante nosotros. En Teoría de la Inteligencia Creadora decide no prescindir de nada. Por un lado, hace uso de un notable rigor científico y por otro, proyecta la subjetividad individual como máximo despliegue de la inteligencia creadora. Basada según el autor en la capacidad de recibir, elaborar y producir respuestas efectivas ante la información que se presente. Nos manejamos entre ideas y conceptos, encargados de edificar el conocimiento a través de proyectos. Constructores de la realidad, como campo de juego de nuestra propia acción creadora, la inteligencia humana, se convierte en la responsable de escoger de entre las libres posibilidades que la naturaleza y el arte nos presenten.
No se trata de hacer un breve resumen de los múltiples apartados estudiados en Teoría de la Inteligencia Creadora, sino más bien, aprovechar la ranura de libertad que ocupa el terreno de la creatividad artística individual. Los estímulos, según José Antonio Marina, no serán determinantes en la percepción total del individuo, sino “pretextos donde se puedan leer los propios textos”. De modo que, aquí se centrará nuestro principal interés, en la capacidad individual de inventar posibilidades, fomentar nuevos alfabetos, según el bagaje y los proyectos personales de cada uno. Una puesta en marcha para independizar la mirada dentro del campo perceptivo que continuamente se ve afectado por sistemas basados en el orden. En la continua esquematización de respuestas ante aparentes evidencias semejantes entre ellas.
Es cierto que el reconocer y dar significado a la identidad de un estímulo nos obliga a admitir la existencia de patrones o esquemas de reconocimiento comunes para todos. Pero teniendo en cuenta, según José Antonio Marina, que la libertad es una posibilidad más que un destino, consideramos es oportuno hacer hincapié en el desarrollo de actividades para la creatividad que ejerciten la mirada inteligente. Independizarnos de los automatismos que son fruto de miedos tan básicos, como el error o lo no conocido. Reacciones que desembocan en la constante búsqueda de verdades reales, comunes para todos. Continuamente “del logos - al diá-logos”, olvidando la raíz básica de cualquier realidad, la propia percepción del receptor capaz de interpretarla.
Witkin ya estableció en 1971 una clara clasificación de estilos perceptivos, entre sujetos dependientes e independientes. Esta separación entre individuos podría servir como punto de partida para la generación de programas dedicados a estimular el pensamiento productivo, “la mirada inteligente” (pp.16). Tomar los diferentes resultados obtenidos por esta clasificación para estimular la propia creatividad individual mediante el análisis comparativo de entre ambos modelos perceptivos. Ampliar el abanico de posibilidades artísticas a través de este tipo de programas dirigidos principalmente para el desarrollo del campo cognitivo. Estimular la capacidad de ver nuevos y diferentes significados ante un mismo estímulo. Saber extraer y seleccionar información ante los mismos, presentados según las necesidades personales de cada uno. Y por último, desarrollar la capacidad de independizar la mirada ante lo que por costumbre acabamos viendo. Éstos se convertirían en nuestros principales objetivos. Estrategias creativas que amplíen ese ápice de libertad que como individuos, en primer término, ajenos a los automatismos adquirimos a lo largo del proceso de estandarización, nos corresponden.
Una búsqueda, centrada en el campo de la ingeniería cognitiva. “Solo captamos aquello que sabemos captar”, de modo que intentemos encontrar posibilidades de entre las libres manifestaciones creadoras que las diversas realidades basadas en el principio de su propia subjetividad pueden ofrecernos.
Marina. J.A. (1993). Teoría de la Inteligencia creadora. Barcelona; Anagrama.