top of page

Arte y Cutura en África. 

El arte en Luba

Por Rebeca Zurru Fernández 

 

 

LUBA (Baluba, Kaluba, Louba, Uruwa, Waluba, Warua) 

 

1.Localización geográfica de la cultura 

El Imperio Luba (1585-1889), fue un estado fundado por la etnia Luba en África, en lo que hoy  es el sur de la República Democrática del Congo , el noroeste de Zambia y el sudeste de la República de Zaire.  

 

 

Los Luba, cuya capital era Kabongo, y sus lenguas tribales eran el Bantú, Tshiluba, el Swahili y el Ciluba, estaban divididos en diversas tribus y se estima que en su conjunto llegaron a ser casi un millón de habitantes situados entre el Kongo Kinshasa,  las regiones de Kasai y Katanga (antiguo Shaba) y  Zambia, en el noroeste de Mumbwe, provincias central y del noroeste. En su época de mayor esplendor,  los primeros años del siglo XIX, el imperio extendió sus territorios y su vasallaje desde los bosques centroafricanos al norte (sur de Sudán) hasta el Cinturón de Cobre al sur (actual Zambia), y desde el Lago Tanganika al este, hasta el Reino Kanyok al oeste. 

 

Actualmente se conoce, que los herederos de esta etnia residen en Katanga, Kasai, Maniema y diversas regiones de la República Democrática del Congo. 

Entre otros pueblos vecinos de los Luba, cabrían destacar los Tchokwe, Bemba, Tabwa, Songye, Lunda, Chokwe, Kaonde, Hemba y Ndembu. 

.

2.Características  geográficas  

Para comprender mejor  esta etnia, considero importante hablar previamente de su origen, la depresión Upemba, corazón del territorio Luba. 

La cultura Upemba es el nombre con el que se conoce a una antigua cultura africana de unos pueblos que se habían establecido en la depresión de Upemba , una región deprimida en la cuenca alta del río Congo formada por lagos y zonas pantanosas. 

                        

                                      

 

    

     Río Congo

El ambiente pantanoso procedente de esos pantanos, lagos y ríos que desbordaban de la depresión de Upemba, fuente del Río Congo, animó la formación del  estado Luba, pues exigió que sus habitantes desarrollasen fuertes formas de cooperación a gran escala, necesarias para construir y mantener diques, zanjas de drenaje y presas para encauzar los ríos,  mantener la pesca durante la larga estación seca y proteger las casas contra  las inundaciones estacionales, logrando de este modo,  mantener un estilo de vida seguro y productivo. No hay ninguna duda de que sus habitantes encontraron eficaces maneras de dominar su entorno geográfico. 

 

Esa necesidad de cooperación  para  obras públicas de tal envergadura, llevó a los habitantes de Upemba a desarrollar una organización centralizada y por la  misma razón, llevaría a la necesidad del sometimiento de todos los pueblos vecinos a la misma. 

 

Se han encontrado vestigios arqueológicos de esta cultura al sur de la República Democrática del Congo y estacionados desde cerca de los lagos Tanganyika y Mweru hasta el río Sankuru y el Kafwe  que datan del siglo III en adelante. Se dice que, a partir del siglo VIII, un periodo de calma y bonanza, permitió la existencia de una civilización en los territorios Luba que dominó la metalurgia y que daría lugar a la etnia, la cual comenzó a establecer su sociedad  uniéndose definitivamente en naciones a partir del siglo XV. 

   En el siglo XVII, al norte del Reino de Cazembe, se estableció el mayor de los reinos de los Luba, nacido en un periodo conocido como Era Kisalian, reino del que se conocen pocos datos.

 

3-Formación del Imperio Luba 

La tradición habla de dos reyes como los creadores del imperio Luba: Nkongolo y Kalala Ilunga. 

Se dice que Nkongolo conquistó a los habitantes originales  de la depresión Upemba para conseguir la sal de sus pantanos y Kalala Ilunga  fue quien  introdujo la fabricación de hierro en el país, y durante su reinado ( 1840-1870), el imperio vivió su época de mayor esplendor comercial. 

También cabe destacar, que las principales conquistas del imperio fueron  las de Ilunga Sunga (c. 1780 o 1790 - c. 1810), Kumwimba Ngombe (c. 1810 - c. 1840) e Ilunga Kalala, al que ya hemos mencionado, quienes  consiguieron crear el mayor imperio que había existido hasta el momento en el África Subsahariana. 

 

En primer lugar, Ilunga Sunga intentó expandirse al oeste por Kalundwe  pero  notando la resistencia en esa dirección, extendió su influencia hacia el este, entre el lago Tanganyica y el río Lualaba. Posteriormente, su hijo Kumwimba conquistó la región de los lagos del Lualaba, rica en peces y aceite de palmeras, tras lo cual se dirigió al sur y consiguió controlar las minas de los Samba, territorios cercanos al Reino Bemba, al mismo tiempo que consolidó las conquistas del este, creando allí una nueva provincia. 

 

El Imperio Luba alcanzó su mayor extensión bajo el reinado de Ilunga Kalala,  quien a su vez, lo convirtió en centro de un gran comercio internacional. A la muerte de éste, en 1870, el imperio comenzó a perder su fuerza bajo la presión, primero de los comerciantes de esclavos árabes, y segundo, por la llegada de los europeos.  Ante estas dos amenazas los Luba intentaron intercambiar armas por esclavos a precios muy bajos, pues ya apenas disponían de marfil. Éstos fueron aceptados, lo que generó disensiones entre la población. Al mismo tiempo, la economía dejaba de crecer, propiciando de este modo  la inestabilidad del  imperio,  y se cree que el sistema de sucesión dinástica también fue discutido, pues no todos los líderes estaban preparados para gobernar, lo cual desembocó en guerra. 

 

A todo esto se le sumó otro problema, el de la etnia Cokwe, que durante siglo XIX había experimentado un gran aumento demográfico y desde la década de 1870, asentados principalmente en el Imperio Lunda, atacaron y aterrorizaron  a buena parte de los centroafricanos, incluidos los Luba. 

En definitiva, la unión de todas estas causas influyeron en la caída del poder central del imperio, que a su vez se sumió en una guerra civil y terminó por desaparecer a finales del siglo XIX. Durante la guerra civil que cubrió los últimos años de la historia del imperio, éste se fragmentó en diversos territorios, entre los que destacaron Luba de Kasai y Luba de Shabae También es importante  saber, que los estados más importantes que formaron el imperio fueron, por un lado, el de Kikonja, y por otro el de Luba Lomani . 

 

A pesar de esto, el legado del gran imperio Luba, todavía es reconocible en esa región, donde las costumbres locales y estilos de arte reflejan a menudo una fuerte influencia Luba. 

Descendencia de la cultura Luba

 

En los años cuarenta, muchos Luba de Kasai emigraron a otras áreas, particularmente a la provincia de Katanga, sufriendo el desprecio de los grupos étnicos de allí por considerárseles los lacayos de los colonizadores blancos. Estos emigrantes Luba en Katanga, se integraron en esta sociedad, entre otras cosas, aprendiendo la lengua franca de Katanga, el Swahili. Sin embargo, mantuvieron su propia identidad y los lazos con los Luba de Kasai. A finales de los años 50, los Luba tuvieron otros  enfrentamientos armados tanto en Kasai con gente de la etnia Lulua por conflictos sobre tierras, como en Katanga, con los Lunda, que estaban resentidos por las posiciones dominantes que mantenían. 

 

En 1960, tras la independencia de Bélgica, las gentes de Kasai intentaron separarse, bajo la dirección política de Albert Kalonji. El intento secesionista fue reprimido por las fuerzas del gobierno con un saldo de gran número de muertos. En la  provincia de Katanga, el pueblo Lunda , con la dirección de Moise Tshombe, igualmente aspiraba a la secesión, pero esas  posiciones independentistas acabaron en 1963, al asumir el poder Mobutu. 

A principios de los años 90, contrariados por el nombramiento  como Primer Ministro de Etienne Tshisekedi, un Luba de Kasai, nuevamente se disparó la discriminación contra los Luba de Katanga, saqueando sus casas y negocios. El resultado fueron 200.000 personas Luba, según los informes oficiales, 500.000 según las organizaciones humanitarias, que se vieron obligadas a huir de sus casas y desplazarse hacia la provincia de Kasai. 

 

En 1996, tras la llegada al poder de Kabila, éste se encuentra con un Etienne Tshisekedi, alejado hace largo tiempo de Mobutu y en los últimos años convertido en la cabeza de la oposición de su régimen, con un fuerte apoyo popular tanto en Kasai como en Kinshasa. Temiendo esta popularidad, y las consecuencias de las peticiones de Tshisekedi para la democratización del pais, se sometió en repetidas ocasiones a arrestos domiciliarios y está por ver las repercusiones que todo esto pueda acarrear, tanto para el futuro de la República como para el pueblo heredero Luba. 

 

4.Estructura cultural y política

En los comienzos de su historia, los Luba eran agricultores  sedentarios, organizados en clanes matrilineales hasta que lo Songue, procedentes del norte, introdujeron la tradición patrilineal. El imperio Luba, cuyo gobierno se basaba en una monarquía hereditaria, se caracterizaba por la existencia de una autoridad central, el rey, mulopwe, que copiando a los colonizadores europeos, se revistió con un carácter sagrado y prestigio espiritual. . Este rey mantenía su poder a través de líderes regionales subordinados que normalmente tenían un carácter hereditario, y dependían de su posición dentro de varios clanes patrilineales. A su vez, el poder del mulopwe se reforzaba con un jefe religioso de la casa real, que era responsable de su entronización. También existían numerosas instituciones que hacían de contrapeso del poder absoluto del rey. La más conocida era la sociedad Bambudye, cuyos miembros, tanto mujeres como hombres, eran responsables de recordar la historia del reino y de interpretar las acciones de los gobernantes a la luz de esa historia, con lo que a menudo influían en las decisiones reales. Las mujeres eran guardianes del culto y desempeñaban un papel importante: eran enviadas como emisarias a los jefes de las etnias vecinas, y gracias a ellas se contrajeron rentables alianzas políticas basadas en el matrimonio Además cabe destacar que fue la riqueza generada por el comercio del marfil, la que motivó a la clase aristocrática a crear una superestructura política estable a finales de ese siglo, donde los distintos jefes Lubas, interesados en construir un imperio comercial, ofrecieron siempre que fue posible, relaciones de vasallaje mediante tributos, en una suerte de Pax Luba, las tribus que la aceptaban, gozaban de cierta estabilidad política y de crecimiento comercial. 

La religión era importante en el Imperio luba, con la llegada de los belgas y su dominación política, una gran parte del pueblo Luba aceptó el cristianismo, lo que les facilitó el acceso a la élite indígena colonial. Su religión tradicional se basaba en la veneración de los antepasados y participar en homenaje y culto a los espíritus. 

 

La realeza Luba incorporó elementos religiosos en la justificación del poder de su gobierno. La expresión de la sacralización del poder real se manifestaba especialmente en un complejo ritual de la coronación que conllevaba la confirmación de su realeza por la autoridad religiosa de un adivino. Los bambudye y los nigromantes gozaban de un buen estatus social. Los bambudye formaban una asociación o institución aristocrática a la que debían pertenecer todos los jefes y líderes de cualquier tipo. Su origen es desconocido. Los gobernantes lubas debían mantener escrupulosamente los ritos de la asociación si querían mantenerse en el poder, de modo que el imperio estaba sujeto, mediante éstos, a los bambudye como colectivo. A él pertenecían, como es evidente, los jefes locales, tanto de las tierras incorporadas al imperio durante un reinado anterior como los de las nuevas conquistas. De esta manera la asociación se convertía en un foro de debate que intermediaba entre las decisiones de los gobernantes y el pueblo.  También había una institución importante para ayudar a mantener la compleja vida ritual de la nación Luba, la lukasa, o junta de la memoria.

Otra característica importante de la cultura Luba era la kibuta, la adivinación. Los bilumbu eran mediums que entraban en estado de trance, observando los Mboko, cestos sagrados o calabazas, donde se colocaban objetos rituales. El adivino utilizaba los objetos como oráculo y hacía la lectura de la voluntad de los espíritus a través de la posición de los objetos. 

                                                                                                                  

                                                                                            Portadora del bol femenino (mboko).

La vida cultural giraba en torno a la kitenta, la corte, que más tarde llegó a ser una capital permanente. La kitenta atrajo artistas, poetas, músicos y artesanos.

 

 

 

5. Economía y comercio  

Los habitantes de la cultura Upemba construyeron desde el siglo VI palafitos y ya conocían los metales, en particular el hierro, lo que se explica, por el contacto que pudieron mantener con otras culturas. Su cultura fue mejorando gracias al comercio, en especial de aceite de palma y pescado seco y de otros artículos como la sal, productos  intercambiados por  de cobre, carbón vegetal (para la fundición del hierro), adornos de vidrio, especias, conchas, cuentas y otros artículos desde el lejano Océano Índico. Durante el reinado de Ilunga Kalala el imperio tenía un comercio internacional desarrollado de cobre, esclavos, ropa, cestas, hierro, pieles de cebra y peces, tenían contactos con el Imperio Lunda y el Reino Kaniok. Ya a lo largo del Siglo X, se convirtieron en agricultores, comerciantes, pecadores y cazadores, que eran reforzados por las instituciones sociales. 

Con respecto a la agricultura, cabe decir que se basaba en la corta y quema en áreas con buena tierra (por lo general cerca de los ríos). 

Durante la existencia del reino Luba, se creó un complejo sistema tributario que servía para la redistribución de la riqueza a lo largo de la región, los productores pagaban a sus jefes y así sucesivamente, siempre siguiendo un esquema vertical. A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX los estados del Imperio luba comenzaron a comerciar con otros países, como ya habían hecho sus vecinos de Lunda y Cazembe, La clase gobernante tenía el monopolio del comercio, lo que les permitieron continuar su dominación. Este estado, comenzó estableciendo relaciones con los mercaderes de marfil de Bisa, que ya no podían seguir comerciando con el Reino de Cazembe debido a la escasez del producto. El Imperio luba generó un mercado de marfil centralizado y unas normas de tasación para poder exportarlo a Bira. Los comerciantes y cazadores de elefantes que llegaban al imperio desde Bira no portaban armas de fuego, por lo que fueron bien recibidos por los luba. La tradición oral dice que la formación del Estado Luba se debió a la confluencia de la diversificación económica y la necesidad de un gobierno eficaz. 

 

Alrededor de 1800, los Luba entraron en declive debido a las luchas internas por la sucesión de los reyes y los diversos cambios económicos.  En 1885, Bélgica tomó el control de la zona que hoy se conoce como la República Democrática del Congo, donde la Luba residían. 

Es probable, sin embargo, que la crisis de los lumba fuera propiciada por la caída del comercio de marfil, que había supuesto su principal mercado hasta el momento y con el fin de este comercio las relaciones internacionales de los Luba cambiaron. 

 

Por otro lado, el Reino de Yeke, al sur, comenzó a conquistar los territorios de las minas de cobre en la década de 1860. Este mismo reino, cuyo poder se basaba en lo militar y no en lo económico, introdujo por primera vez a gran escala en la región el uso de armas de fuego y al norte, los árabes swahili traspasaban las fronteras lubas para conseguir el marfil por ellos mismos. La economía Luba  comenzó a debilitarse en la década de  1870.

 

En la actualidad, la región es casi autosuficiente debido a sus ricas minas de diamantes , y su economía no ha padecido la hiperinflación desenfrenada del resto del país. Han llevado a cabo en Kasai muchos de los proyectos y servicios que normalmente debían de haber sido llevados a cabo por el gobierno central. El gobierno regional ha ayudado al reagrupamiento de los Luba expulsados de Katanga en 1993 y tiene planes la construcción del complejo hidroeléctrico de Mbuji-Mayi que le daría la autosuficiencia eléctrica. 

 

6. Arte 

La cultura Luba no era uniforme a nivel lingüístico y cultural, sino mestiza, se podría decir que los espléndidos logros artísticos de  Luba, se debieron a un feliz mestizaje de diferentes elementos raciales y culturales. Su estilo artístico se caracterizaba por la integración armoniosa de las formas orgánicamente relacionadas. Esta cultura ante todo fue conocida por sus esculturas de madera, las cuales forman una parte importante de la historia artística de la región del Congo. 

 

Los artistas ocupaban un lugar privilegiado en la jerarquía y se agrupaban en la Kitenta, la corte.  El artista Luba llevaba un hacha ceremonial en el hombro, un emblema de prestigio que representaba la dignidad de su cargo.  

 

En la sociedad luba, las mujeres eran alfareras y  tejedoras, mientras que los hombres esculpían madera y fundían y forjaban hierro. El tema favorito en la escultura Luba, era la mujer ya que según el mito de Luba, vilie fue la primera mujer en espíritu, fundadoar del clan y portadora de la fertilidad y el linaje. Por ello, la escultura dedicada a la realeza solía ser de género femenino, pues la etnia decía que eran los únicos cuerpos capaces de contener un espíritu tan poderoso como el del rey. Normalmente,  las figuras femeninas eran modeladas en formas redondeadas y tenían lo que se llama dodu, tendencia a la gordura estilística y buli, caras alargadas con rasgos angulosos y elegantes. 

 

Uno de los temas principales Luba era la representación de maternidades, símbolo de la fertilidad, figuras cogiendo a sus bebes en brazos, preñadas o pariendo. Casi todas las estatuillas femeninas de madera, son independientes y normalmente presentan la anatomía humana completa. Están situadas en posición frontal, de pie, sentadas o de rodillas, a menudo con las manos sobre sus pechos, representación de la devoción por los espíritus, señal de respeto e indicativo de la posesión de secretos reales y habitualmente presentan actitudes tranquilas. 

 

Otras características de estas figuras son, una banda acanalada diagonal que separa la línea del cabello de la frente, los ojos en forma de café en grano, las ‘orejas de gato', cicatrices ornamentales en relieve en el cuerpo y superficies elaboradamente trabajadas y pulidas.

 

Figura femenina del poder mágico-religioso. Madre, nutricia y protectora de la                                                       humanidad. Madera, fibra, cuerno de antílope , resina y pigmentos, 56cm. República Democrática del Congo, África central, comienzos del   S. XX 

Debido a su gran variedad, sus medidas pueden oscilar desde los 15 centímetros hasta los 60, pero  la mayoría medían alrededor de 30cm. Estos tamaños hacían referencia a la metáfora del importante papel que ejercían las mujeres, como sustentadoras, madres y progenitoras del linaje familiar y cultural. 

 

La figura Nkisi, también era otro tipo de representación femenina escultórica y su principal característica era el cuerno de antílope situado sobre su cabeza, que a su vez estaba lleno de elementos medicinales que conferían poderes a sus poseedores. Estaban adornadas con cuentas, que no sólo eran elementos decorativos, si no que significaban las relaciones de valor e intercambio.

Figura femenina nkisi, Madera, tela, cuentas, cuerno de duiker, 50 cm. Luba central. Shaba, Zaire

 

En el caso concreto de estas figuras, resulta imposible asegurar en qué contexto se utilizaban, ya que normalmente, las figuras individuales no estaban restringidas a ningún dominio exclusivo. Tal vez se usó para la adivinación o como parte del tesoro real de un soberano, o bien para la veneración y la invocación religiosa, el cuerno y otras sustancias implantadas en la cabeza sugieren que probablemente se trataba de un vehículo para curar y otras finalidades protectoras. Los luba dicen que los cuernos proporcionan a las figuras «el don de la locomoción. Así, las figuras no sólo tienen el poder de ver el más allá, sino que también pueden ir a él.

 

Esta estatuilla femenina es más grande que su pareja masculina (no ilustrada aquí) y proviene de una región situada en el corazón del territorio luba, entre las ciudades de Kinkondja y Bukama. Otro elemento que cabría destacar es que lo que habrían de ser los pechos, en realidad son omóplatos, ya que la figura está representada como una inversión de la naturaleza: la cabeza de la figura está esculpida en sentido opuesto al del cuerpo.

 

Aunque no hay ninguna explicación clara de esta inversión en la literatura luba, en el arte africano hay ciertos principios fundamentales más generales, que nos ayudan a comprender qué es lo que el artista podría haber querido expresar con esta representación. En primer lugar, en muchas sociedades  africanas se cree que el mundo espiritual es un reflejo de éste, y por tanto, es una inversión perfecta de la realidad ordinaria. Ello tiene una estrecha relación con el concepto de umbral en el pensamiento. Por otro lado, buena parte de la representación visual africana se utilizaba para expresar el concepto de umbral, «intermedio», bien mediante marcas físicas de escarificación que alteran la superficie de la cara, bien por medio de una máscara que permite a su portador apropiarse de una identidad completamente distinta, o bien mediante la creación de un altar que servía para expresar el «rostro de los dioses» y así proporcionaba un punto de contacto con el mundo espiritual. 

 

Esta “pareja” figuriforme sintetiza los principios subyacentes de la filosofía estética y de la representación visual luba relativas a la complementariedad macho/hembra y a las relaciones humanos/espíritus.  La figura mira hacia atrás para significar visión del otro mundo, normalmente invisible.

 

Los artistas luba realizaron algunas de las grandes obras del arte africano dedicadas al culto de los antepasados, eran conservadas en santuarios, propiedad del primogénito del linaje y 

Estatua de un antepasado. Madera, 62 cm. Zaire-Luba.

expresaban su autoridad y legitimaban su poder político. Algunas de estas estatuas masculinas de factura clásica, con los peinados tradicionales y la actitud serena e intemporal, son muy antiguas. Se caracterizan por normalmente estar de pie, situados sobre pequeñas tarimas y con las manos sobre su tripa, sus medidas suelen ser alrededor de 60cm. 

Durante la época colonial fueron ocultadas y no volviendo a surgir hasta el final de la década de los sesenta del siglo pasado a consecuencia de los disturbios que siguieron a la independencia del Congo.

 

 

                                                                                                                Copera ‘Mboko’ .  Madera, 47 cm. República Democrática del Congo, S. XIX-XX 

 

Las tallas tradicionales eran para culto a los antepasados ​​y a los espíritus y para propósitos de adivinación. En los rituales, el adivino pintado tradicionalmente de blanco, utilizaba la copera o Mboko, pieza fundamental en el arte Luba. Se considerada esposa del espíritu del adivino, y estaba representada mediante una figura femenina sentada o agachada que sostenía un tazón sobre su cabeza o cogido con las manos frente a sus pechos. 

Estas estatuillas de madera medían entre 40 y 50 cm y en muchos de los casos, sus cuerpos estaban llenos de decoraciones talladas sobre los mismos. La anatomía varía bastante, desde los cuerpos más arcaicos, hasta los más refinados. Con respecto a los rostros, de actitud serena e intemporal, cabe decir que estaban  representados mediante características humanas muy bien proporcionadas y presentaban una gran variedad de peinados típicos de la etnia.

 

Los boles, lisos o con algunas decoraciones talladas geométricas, podían ser de mayor o menor tamaño, y en ocasiones sus tapas eran representaciones de la cabeza y el cuello de otra mujer. 

 

 

Copera. Madera Alt. 44 cm. Anch. 22 cm. Luba. taller de Buli, Shaba, Zaire

                                                                                                                                                                                                    

 

Aunque sabemos que algunas coperas luba, pertenecían a jefes sagrados que las utilizaban para guardar el caolín usado en algunos ritos , los principales usuarios de estas estatuas no eran ellos, sino unos médium kilumbu, que hacían adivinaciones mientras estaban en trance inspirados por los espíritus. Para realizar su adivinación, algunos médium agitan la calabaza y establecían su “diagnóstico” observando la configuración que adoptan los amuletos de su interior. La copera representa a la vidente que lleva el mboko cargado de espíritus; la identidad femenina de la estatua hace referencia a la unión entre hombre y mujer como metáfora de la alianza entre los espíritus y los humanos. Las coperas podían curar por simple contacto, proteger un pueblo de la desgracia, etc. Se las puede clasificar dentro de la categoría genérica de los nkisi. Como todos los objetos de este tipo, las coperas adquieren su eficacia durante un ritual en el que se las activa metiendo ciertos amuletos en su interior o dentro de un cuerno fijado en la cabeza, de modo que el espíritu queda vinculado a la estatua y le confiere poder. 

Portadoras de un espíritu y destinadas a la adivinación, estas esculturas femeninas recibía caolín y sustancias mágicas en la copa que portaban. También eran llamadas kabila o mendicantes, pues se colocaban en las casas de las mujeres que habían dado a luz o estaban pariendo, y en las puertas de las personas necesitadas para que la gente les depositara  donaciones. También se le atribuían capacidades curativas, el adivino solía echar sustancias medicinales mezcladas con polvos de tiza, material asociado a la pureza, renovación y mundo espiritual para los Luba.

 

Por otro lado, se conocen  varios tipos de máscara utilizados por los Luba, la más conocidas es la máscara kifwebe, una máscara elaborada con blanqueados y  ranuras paralelas sobre un fondo oscuro y muchas veces decoradas con fibras, miden aproximadamente entre 30 y 40 cm.  Las máscaras kifwebe, eran utilizadas por las sociedades secretas que les permitían conectar este mundo y el mundo de los espíritus en la noche de la luna nueva, también se utilizaban para marcar ciertos períodos importantes de la transición y la transformación social de la cultura, como la posible  muerte de un jefe o cualquier otra persona eminente, en las celebraciones cuando una persona asumía un título político importante. Entre otras cualidades que se le atribuían,  estaban las capacidades curativas, de adivinación e iniciación. 

                                                                                          

Máscaras Kifwebe, Madera policromada con pigmentos  y fibra alrededor de 30 cm de altura y de ancura. República Democrática del Congo.

Las máscaras kifwebe, redondas con narices anchas, bocas rectangulares y crestas aplanadas, entraron en las colecciones europeas de la segunda mitad del siglo XIX. Las Máscaras femeninas se distinguen de las máscaras masculinas por los patrones geométricos que representan la belleza, incluyendo puntos, cruces, galones y triángulos. Estas máscaras se utilizaban en los bailes de pareja entre hombres y mujeres para evitar desastres naturales y otras amenazas, de hecho, la etimología de la palabra Kifwebe es expulsar o ahuyentar a la muerte. También se dice que a veces eran utilizadas por los actores ambulantes, que visitaban los pueblos y danzaban con ellas para entretener a cambio de comida y regalos.

Danzante con la máscara Kifwebe. 

Muchas de ellas son zoomórficas, las rayas blancas y negras pueden reflejar el simbolismo que inspira las máscaras songye, y hacer referencia a los antílopes, a las cebras y a otros animales que los luba consideran ambiguos. 

  Máscara kifwebe Madera,fibra, pigmentos y plumas. Alt. 38 cm Anch 21 cm. Luba o songye. Katompe, Shaba, Zaire

 

Esta máscara kifwebe blanca, ha dado pie a un debate más importante sobre su atribución. 

marcado parecido entre las máscaras femeninas blancas de los songye y las policromas de los luba. Entre los luba, además de las conocidas máscaras redondas y monocromas, posteriores representaron ejemplares policromos, tanto masculinos como femeninos,  predominantemente oblongos y con la cara blanca. Las del periodo posterior a la independencia se pueden distinguir de los modelos songye por sus formas faciales más planas y anchas, por la boca pequeña y fruncida, y por las marcas de escarificación coloreadas en las mejillas y debajo de los ojos de los ejemplares femeninos Sin embargo, en el caso de los ejemplares de principios del siglo xx, esta diferenciación regional no es tan fácilmente discernible

Es preciso añadir que la tradición de las kifwebe es un fenómeno interregional, que al parecer tuvo su origen en la zona fronteriza songye/luba entre los bena gende Dentro y alrededor de esta área de mezcla étnica, el préstamo y la difuminación estilísticos resultaron inevitables. Con todo, entre los songye, la homogeneidad visual entre las máscaras blancas se perpetuó incluso en otros lugares, ya que el tipo femenino de máscara fue el primero que se esculpió en cada nueva sociedad bwadi bwa kifwebe, y parece que se siguió una adhesión estricta al modelo prototípico. Como tal, la kifwebe femenina personificaba la continuidad y la cohesión, expresadas mediante su morfología y también su blancura, un color asociado con los atributos positivos de alimentación y procreación (por ejemplo, harina de mandioca, leche materna, esperma, luz, la luna). Significativamente, la blancura también se utiliza en este contexto como un ocultador que disimula el potencial mágico subyacente de la hechicería y la brujería, indicadas mediante pinceladas rojas y negras. 

 

las máscaras y otras esculturas luba que representan un búfalo o hacen referencia a este animal pueden aludir al héroe de esta cultura, Mbidi Kiluwe, un cazador y herrero que introdujo la realeza sagrada entre los luba y que engendró al primer rey luba, Kalala lIunga. A veces se describe a Mbidi Kiluwe como un búfalo, porque se deda que tenia la piel negra y brillante como este animal. La ambigüedad de la negrura, con sus paradojas de misterio y poder, constituye una perfecta metáfora de la autoridad.

 

La diversidad del arte Luba va más allá de las máscaras y estatuas. Los Luba tallaban taburetes circulares en los troncos de los árboles,  utilizando el apoyo de una cariátide, figura de una mujer de rodillas,  sentada o de pie, apoyada sobre su cabeza y reforzando el peso con los brazos en alto y las manos alargadas y abiertas. Solían medir entre 40 y 60 cm.  El jefe únicamente se sentaba en los taburetes cuando tenía que mediar entre el mundo de los vivos y de los ancestros, se consideraba uno de los más prestigiosos atributos del poder.

 

Taburete cariátide jefe . Madera, perlas y  tachones Alt. 51 cm. Anch. 33 cm

Congo central, aldea de Buli en el Lualaba.

 

 

Los asientos son el símbolo más importante de la realeza luba, igual que lo son para muchos otros pueblos africanos. No sólo se dice que el palacio del rey luba es «el asiento del poder» (kitena), sino que el hecho de sentarse también es una metáfora de los numerosos niveles y capas de jerarquía y estratificación que caracterizan la organización monárquica luba. Durante los ritos de iniciación a la Mbudye, la sociedad secreta responsable del adoctrinamiento de todos los dignatarios reales, el rango y el título están indicados por el progresivo ascenso a formas más prestigiosas de asiento, empezando por simples esteras de tela, pasando por pieles y pelajes de animales, tronos de arcilla modelada adornados con representaciones figuriformes geométricas, y acabando por los taburetes de madera esculpidos y los tronos, que son privilegio de los reyes y de los médium.

 

Hay dos tipos principales de taburetes esculpidos luba. Los incorporados a las colecciones occidentales son predominantemente taburetes cariátide, con el soporte constituido por una figura femenina, y a veces por dos. Sin embargo, también existen taburetes luba no figurativos, y consisten en dos plataformas unidas por cuatro soportes curvados hacia fuera y embellecidos con dibujos geométricos de incisión profunda. Se cree que podrían haber sido los predecesores de los taburetes figurativos  

Los taburetes eran emblemas tan poderosos, que a menudo los guardaban secretamente en un pueblo distinto del propietario, con el fin de disminuir las posibilidades de robo. El taburete se mantenía envuelto en tela blanca y cuidadosamente custodiado por un oficial designado a propósito, y sólo se sacaba en contadas ocasiones. Su finalidad era servir de receptáculo para el espíritu del rey, más que de objeto funcional. El hecho de que los taburetes se expusieran a la vista tan raras veces refuerza la idea de que muchas insignias no estaban hechas principalmente para los ojos humanos, sino para el mundo de los espíritus. 

                                                                                                                         

Apoyacabezas antropomórfico Madera.(Desplatzia subericarpa), cuentas, tachones. . Alt. 18cm. Anch. 15cm. Luba. Shaba, Zaire

 

Los soberanos luba y otras personas de alto rango y con medios financieros para permitírselos, tenían apoyacabezas. Esculturas de madera, que oscilan  sobre los 18 cm. La base está siempre compuesta por una cariátide situada sobre una tarima, la figura soporta sobre su cabeza otra pieza de madera, donde posteriormente sus dueños apoyarían las cabezas, en casi todos los casos están decorados con cuentas de colores. Eran utilizados a manera de almohada, por la noche. Los apoyacabezas no sólo resultaban frescos y confortables en el clima tropical, sino que también servían para proteger los bonitos y muy elaborados peinados que llevabantanto los hombres como las mujeres. Las figuras esculpidas que hacen de soporte del apoyadero suelen estar representadas con los mismos peinados que llevaban los luba en el pasado.

 

Los peinados eran extremadamente importantes para los luba. Ciertas fuentes de principios de este siglo describen la complejidad y la extravagancia de algunos peinados que observaron, para denotar la identidad o indicar la profesión, el título o la condición social . Un peinado podía indicar si una persona era soltera, prometida, casada y con hijos, divorciada o viuda. También había peinados especiales para indicar las profesiones de pescador, pastor, adivino, miembro de una sociedad secreta y jefe. Pero la finalidad principal de los peinados era estético: Un peinado bonito, como la escarificación, era signo de civilización, señal de identidad e indicador visible del valor social y el amor propio de una persona.

 

Para los luba, la belleza estética no sólo es sinónimo de valía social, sino que a menudo también tiene dimensiones curativas o protectoras. Los peinados de algunas esculturas luba todavía contienen sustancias medicinales para conferir poderes a la figura. A veces, estas sustancias están insertadas dentro de cavidades entalladas en la parte superior de la cabeza, como en las esculturas de muchos otros pueblos de habla bantú. Los luba también meten medicinas en las trenzas y los moños esculpidos. En toda África se considera que la cabeza es el principal asiento de poder, el centro de la sabiduría y la clarividencia. Puesto que se trata del rasgo de embellecimiento cosmético que afecta más directamente a la cabeza, no es extraño que el peinado tenga tanta importancia en el pensamiento y en la práctica luba. 

 

Apoyaflechas Madera y metal. Alt. 65 cm. Anch. 33 cm Luba. Shaba, Zaire

 

 

Dentro de las esculturas funcionales también caben destacar los apoyaflechas, utilizados como soporte o apoyadero de una arma. Algunos ejemplares tienen forma de cetros metálicos horcados de madera, sólo se encuentra entre los luba y sus vecinos del este. La madera en que están esculpidos los apoyaderos de flecha podría provenir de árboles cultivados expresamente para que tomaran esta forma deseada. Las dimensiones suelen ser de entre 50 a 70 cm. El palo central, suele llevar una cariátide, de donde nace la división de tres direcciones, vertical y una diagonal hacia cada dirección, en el mismo, creando así dos lugar donde se puedan apoyar las flechas de los guerreros o cazadores Luba.

 

No disponemos de demasiada información sobre los contextos en que se utilizan estos objetos, pero los mitos y los ritos de la región procuran algunas sugerencias acerca de su función simbólica se asocia al concepto de transición entre el cielo y el agua o entre el cielo y la tierra. Este tipo de objetos también aparecen en contextos no rituales: los cazadores rinden culto a sus espíritus ante los palos horcados en que depositan sus trofeos 

 

Los árboles (en el dominio mítico), los troncos trihorcados (en el dominio ritual) y el apoyaflechas (en el dominio icónico) forman una categoría de objetos parecidos que ilustra la capacidad de mediación entre mundos en general separados —más concretamente, entre el mundo humano y el de los espíritus—. Gracias a su condición de mediadores, los apoyaflechas constituyen para los monarcas luba una representación adecuada de su función sagrada. 

 

 

Hacha ceremonial Madera, hierro y pigmentos, Alt. 40 cm. Anch. 32 cm . Luba Shaba, Zaire República Democrática del Congo

 

 

Si seguimos por esta categoría de objetos, nos encontraremos con las hachas ceremoniales  con dibujos geométricos grabados en la hoja y cabezas femeninas o figuras completas delicadamente esculpidas, no pertenecían sólo a los reyes y jefes luba, sino también a altas jerarquías, mujeres médium, miembros de sociedades secretas y adivinos. Las llevaban al hombro para significar el rango y el título, y también las blandían en danzas y otros ceremoniales de la corte. Se han encontrado antiguas hachas, idénticas a las del siglo XIX, en las excavaciones de los emplazamientos funerarios del primer milenio a. de C. realizadas en la depresión de Upemba, y han proporcionado pruebas de la antigüedad de un orden político basado en las técnicas metalúrgicas en el área luba.

 

Muchas insignias luba son armas o herramientas transformadas en emblemas de poder y manifestaciones de secretos reales. Haciendo y llevando una hacha, un oficial real recuerda y conmemora los orígenes de la realeza luba, ya que el fundador de la monarquía fue un héroe cultural que introdujo avanzadas técnicas metalúrgicas y de caza, y sus emblemas sagrados eran el hacha, la lanza, el cuchillo, el arco y las campanas. Los procesos de fundición y forja se consideran artes transformadoras y son metáforas de la conversión de un simple mortal en un rey sagrado 

 

Al margen de su función como emblemas de prestigio, las hachas expresan mensajes más profundos en el ritual real luba. En los ritos de iniciación a la Mbudye, la sociedad responsable de investir personas para cargos en la corte, el hacha desempeña un papel central. 

 

 

Lanza ceremonial Madera (Ohna cfr. multiflora), metal, cuentas, fibras. Alt. 167 cm Luba. Shaba, Zaire

 

                                                                                                            

 

 

                                                                                                        

Por otro lado, los cuchillos y las lanzas ceremoniales, que figuran entre los objetos más sagrados de los tesoros reales luba, también forman parte de los emblemas de los miembros de sociedades secretas y de los médium. Estos instrumentos habitualmente utilitarios se convierten en objetos de ceremonia y exclusividad cuando tienen figuras humanas esculpidas y dibujos geométricos grabados.

 

En la ceremonia sacrificial en la que el cuchillo era el elemento central. Una vez o dos al año se ofrecía un sacrificio al cuchillo, que honraba a los predecesores del jefe. Se sacaba el cuchillo de la vaina y se colocaba en el suelo desnudo. Las mujeres que había cerca preparaban cerveza de mijo, que a continuación se aspergía en círculo alrededor del cuchillo. Los participantes observaban el sacrificio, y después danzaban para celebrarlo. El ritual, denominado lupopo, de kupupa, un término genérico que significa «ofrenda»  lo realizaba el propio jefe, que recitaba la lista entera de los nombres de sus predecesores.El hecho de que se conozcan pocas en colecciones privadas y de museos quizá indica que eran una prerrogativa de reyes sagrados. 

 

La mayoría de las lanzas, miden alrededor de metro y medio y son de refinada factura, pero además muchas presentan elegantes figuras femeninas en el mango, que a menudo está forrado de cobre. La sacralidad de estos objetos también queda sugerida por la práctica de esconderlos. 

Las lanzas ceremoniales se utilizaban en tres episodios de la ceremonia de investidura de un rey. Primero, cuando éste salía de su confinamiento en una casa ritual donde había permanecido cuatro días y cuatro noches con una parienta de la realeza y con las reliquias de sus antepasados, tenía que danzar desenfrenadamente por todo el pueblo blandiendo la lanza, hasta que se quedara sin fuerzas; ello era para confirmar que los antepasados daban su aprobación al nuevo candidato. Exhausto, el rey tiraba la lanza al suelo y se desplomaba. Después de este episodio, la lanza -junto con la vara- figuraba en los rituales de entronización como símbolo de legitimación. La lanza estaba siempre clavada en el suelo al lado del taburete real, en la parte opuesta a la que ocupaba la vara. Por último, la lanza era una de las armas que sostenían el palanquín del rey en la kutomboka, o “danza de guerra”. Esta danza era la representación de un acontecimiento mítico en el que Kongolo (el cruel déspota de la mitología luba) invitaba a su sobrino Kalala llunga a bailar una danza sobre un pozo camuflado lleno de lanzas plantadas con la punta hacia arriba. Pero Kalala llunga, que había sido advertido por un adivino, detectaba el pozo con su propia lanza mientras danzaba, y así desbarataba el plan de Kongolo para destruirlo. Resulta significativo que las lanzas sean uno de los pocos emblemas utilizados en los ritos de investidura. 

 

 

                                                                                                 

1-Vara ceremonial kibango Madera (Pterocarpus tinctorius), Alt. 125 cm metal Luba. Shaba, Zaire

 

Al margen de su función de emblemas de prestigio, las varas sirven de documentos históricos; sus formas y dibujos contienen información cifrada sobre la historia del linaje del propietario. Pese al gran número de varas, no hay dos que sean idénticas. Cada una representa la historia de un rey, un jefe o un noble concreto, y su genealogía, sus migraciones y sus espíritus tutelares locales, así como los recursos naturales. Como crónicas y testimonios del pasado, estos emblemas son documentos de historias políticas de ámbito local, integrantes de la del conjunto del estado luba.

 

Un cierto número de rasgos iconográficos permiten leer las varas como mapas escultóricos. Las figuras femeninas que aparecen sentadas o de pie en la parte superior de las varas representan a las fundadoras de líneas reales específicas, o al propio rey. Algunas varas incluyen una doble cabeza de Jano, una referencia a los espíritus tutelares gemelos de la realeza luba, Mpanga y Mbanze, cuya mirada vigilante y en dos direcciones sugiere clarividencia y ambiguas dualidades.

 

Las partes anchas de las varas luba reciben el nombre de dibufu y representan el centro administrativo que tiene toda capital real. El dibufu a menudo tiene forma de triángulo, rombo o reloj de arena, y siempre lleva grabados los mismos dibujos. Los largos mangos, sin adornar o forrados de cobre, representan sabanas deshabitadas y significan los caminos que lIevan a los centros administrativos del reino. Y la punta de metal de la parte inferior de la mayoría de las varas significa a la vez la riqueza material y la fortaleza del dominio que el objeto honra. 

 

 

 

  Copa doble real Madera Alt. 15 cm. Anch. 19 cm Luba. Kasai oriental/S haba, Zaire

 

Las copas musenge no suelen ser antropomórficas. La mayoría no son figurativas y están divididas en dos mitades idénticas. El hecho de que esta copa doble sea antropomórfica sugiere otro posible contexto de uso en ritos de investidura de los pueblos luba del este. En los ritos de investidura luba del pasado, la transmisión del poder a un nuevo rey requería la ingestión de sangre humana con el cráneo desecado de su predecesor. Se consideraba que la cabeza era el asiento de la fuerza y la sabiduría, y la sangre era el agente sacrificial que convertía a un rey en semidivino. Teniendo en cuenta el tamaño de estas copas y el misterio que las rodea, se cree que quizá han sustituido auténticos cráneos, y por eso figuran entre los emblemas reales luba más sagrados 

 

 

Existen pocas copas de madera, esculpidas en forma de una o más cabezas humanas, provenientes de los pueblos emparentados con los luba. Los kanyok, un pueblo entroncado con los luba y que habita al oeste del centro del territorio luba, utilizaban unas copas reales denominadas musenge en una ceremonia religiosa en honor de los espíritus paternos ancestrales. 

 

 

Bol real kiteya Madera Alt. 28 cm. Anch. 44 cm Luba. Shaba. Zaire

 

 

Este notable gran bol sostenido por dos figuras esculpidas y cubierto con una tapadera con dos lagartos es una obra singular que pertenece a un corpus de distintos vasos luba asociados con la realeza y la adivinación. Como las copas en forma de cabezas humanas, este bol también recibe el nombre de kiteya, y, , se utilizaba en los ritos de investidura real para beber sangre mezclada con vino de palma. Esta era una parte del proceso de entronización respecto a la cual los jefes se mostraban de lo más reticentes, ya que la práctica fue suprimida durante el colonialismo. En las investiduras precoloniales de reyes y jefes, e incluso durante el reinado de un rey, en ciertas situaciones se sacrificaban víctimas como ofrendas a los espíritus.

 

Estas ceremonias de investidura, que se prolongaban desde semanas hasta meses, comportaban una serie de rituales en que se representaban episodios del mito fundacional de la realeza, y servían para situar claramente al soberano aparte de todos los demás seres humanos. El más importante de estos ritos era la ingestión de sangre humana, que por si sola volvía sagrado al rey. la sangre podía ser del predecesor del nuevo rey o de una víctima recién sacrificada, y el nuevo soberano solía ingerirla varios días después de la entronización pública, tiempo durante el cual la familia y los nobles le presentaban regalos, mientras seguían las danzas y los festejos. Se llevaba la cabeza de una víctima ante el rey. Se la depositaban sobre el pecho y, mientras un oficiante ungía el cuerpo del rey con sangre, otro preparaba una mezcla de sangre y vino de palma, y entonces el rey tenía que beber directamente del cráneo, o bien del bol kiteya, cosa que a continuación también hacían sus dignatarios. A partir de aquel momento, el rey era sagrado. El acto de ingerir sangre confería a su reinado poder efectivo  Cuando no se utilizaba, el bol quedaba confiado a la custodia de una oficial denominada Kamakunwi.

Jarra figuriforme Terracota Alt. 27 cm. Diám. 18cm. Luba. Kasai oriental/Shaba, Zaire

 

Aunque los luba son famosos por sus artes reales y otras esculturas de madera y de metal, la cerámica luba rara vez se exhibe o se estudia. Uno de los motivos de este olvido es la falta de documentación relativa a esta faceta del arte luba. 

La cerámica ocupa un lugar central en los importantísimos hallazgos arqueológicos, de piezas que datan del primer milenio a. de C., hechos en la región luba. La clasificación de los tipos y estilos de cerámica ha permitido que los arqueólogos hayan podido identificar periodos y establecer la cronología del poblamiento y la cultura material en el área a lo largo de un espacio de mil quinientos años. Las jarras de estos yacimientos, aunque están decoradas con dibujos geométricos, no tienen ornamentación figurativa. En cambio, existen jarras de fines del siglo XIX y de principios del siglo XX con el pico en forma de cabeza humana, en ocasiones dos y hasta tres picos, a menudo con la boca abierta para verter el líquido;. No hay dos que sean idénticas; todas son piezas artísticas únicas y notables, con cualidades escultóricas diversas y diferentes tipos de superficies vidriadas o cocidas.

 

las vasijas antropomórficas luba las utilizaban los adivinos reales denominados bavidye para identificar y curar enfermedades. A menudo, además de la boca abierta hay un agujero en la cabeza o en el cuello. La figura representa la efigie de un espíritu. Se ponían medicinas dentro de la jarra, y ésta se utilizaba como oráculo: por medio del vehículo de la jarra, el espíritu daba información sobre una enfermedad, un crimen u otra desgracia concreta. Sin embargo, el lenguaje que emanaba del objeto debía traducirlo e interpretarlo el adivino, que hacía de intermediario entre el cliente y el espíritu. 

las jarras figurativas luba están relacionadas con otra categoría de objetos luba para la adivinación: las representaciones esculpidas en madera de una mujer que sostiene un bol.. Entre sus diversos poderes, la figura los tiene curativos. El adivino mezcla una pizca de caolín del bol de la figura con sustancias medicinales, y las administra a los pacientes. Igual que en las jarras antropomórficas, a la figura también se le atribuye poder oracular: sirve de portavoz del espíritu y es capaz de viajar de un lugar a otro para reunir pruebas sobre presuntos criminales 

Las jarras figurativas luba a menudo están pintadas de rojo, con un toque de blanco, y algunas tienen la superficie negra. Los dibujos que hay alrededor del cuerpo de las vasijas son formas de escarificación femenina, y se ajustan minuciosamente a unos dibujos tegumentarios que eran populares a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.

 

Colgante antropomórfico Marfil Alt. 10 cm Luba. Shaba, Zaire

 

Los colgantes luba de marfil, de entre 5 a 10 cm representan a espíritus ancestrales. Por eso pertenecen a una amplia categoría de escultura denominada mik/si míhasi. Las figuras en miniatura son efigies, o por lo menos aproximaciones, y se las honora en memoria de ciertos reverenciados antepasados, cuyos nombres llevan. Este tipo de pequeñas figuras, algunas de ellas esculpidas en hueso o cuerno, se colgaban de bandoleras junto con otros objetos, como amuletos, cuentas y cuernos. Las bandoleras se llevaban en diagonal sobre el pecho o sujetadas al brazo. Los devotos ungían las figuras con aceite en homenaje a los antepasados. Este tipo de tratamiento, junto con el frecuente manoseo y el contacto con el cuerpo humano, hacía que la superficie de las figuras se volviera lisa y lustrosa, y de un brillante color de caramelo, que variaba desde un marrón amarillento hasta el caoba. A veces las figuras también se ataban a los coronamientos de los cetros que llevaban los jefes.

 

Durante las postrimerías del siglo XIX y el comienzo del siglo XX se adquirieron muchos marfiles luba, y ahora están representados en gran número en colecciones privadas y de museos. Aunque todas las figuras son ligeramente distintas por detalles de forma e iconografía, tienen en común la concepción minimalista de la forma humana, que suele enfatizar la cabeza y el torso hasta el punto de excluir por completo las piernas. Los ojos grandes y con expresión vergonzosa dominan las cabezas, que a menudo están inclinadas siguiendo la curva natural del marfil. En general las escarificaciones están representadas en forma de círculos concéntricos entallados, que expresan los principios fundamentales de la vida y la continuidad, y los peinados están minuciosamente detallados e imitan los peinados reales de las mujeres luba del siglo XIX.

 

 

Los rasgos faciales de este colgante se han desgastado debido al manoseo y a que lo han llevado durante años. La superficie lisa y como de caramelo, al igual que la axila y los pechos, también delatan el amplio uso y la prolongada suspensión de la figura. Los colgantes de marfil son unos de los objetos más íntimos y personales de los luba, y reflejan una estrecha asociación con el cuerpo. Aunque son lo bastante pequeños para tenerlos en la mano y acariciarlos, su estética es la misma que la de otros emblemas reales luba más grandes e imponentes. 

 

En la escultura Luba, se encuentran también tambores, escudos, fuelles y tubos. 

 

Escudo, madera y pigmento, 72 cm de Alt. Luba

 

Tambor. Madera y tela, 43 cm Alt. Luba

7. Bibliografia 

 

http://www.aatespanol.cl/taa/tesauro/default.asp?a=338&Element_ID=9107 

http://www.africaclub.com/africa.htm  (artículo online que ofrece  información de interés para ubicarnos en el tema)

www.arte-africano.net/culturas/luba/  (breve artículo pero, de entre lo encontrado, conciso y claro)

http://www.arteetnicoafricano.com/etniasafricanas/etnia-luba.aspx  (dispone de poca información,  estructura de la sociedad.

http://books.google.es/books?id=ZgOjvEzR8fkC&pg=PA156&lpg=PA156&dq=cultura+luba&source=bl&ots=q91VBpRM9t&sig=JQWeiNn7LCA7E6Fpc1ObSUU53yI&hl=es&sa=X&ei=Bb1tUfCnHKKO7Aa5_4D4Ag&ved=0CGoQ6AEwDA#v=onepage&q&f=false  (abundante información sobre África en general, pero no es conciso con lo referente al tema de interés)

http://www.canstockphoto.es/africano-tribal-m%C3%A1scara-luba-tribu-4811060.html  (ejemplo de máscara)

http://www.craftart.it/arteafricana/capolavori/capolavori_africani.htm  (página online italiana, con variedad en su contenido de imágenes)

http://es.wikipedia.org/wiki/Imperio_luba  (nos ofrece una buena visión general sobre la etnia, clarifica muchos conceptos e introduce el tema con claridad)

http://es.wikipedia.org/wiki/Upemba_(cultura)  (nos ofrece una buena visión general sobre la etnia, clarifica muchos conceptos e introduce el tema con claridad)

http://www.ikuska.com/Africa/Etnologia/Pueblos/Luba/  ( no ofrece todos las imágenes deseadas)

http://www.ikuska.com/  (información de gran utilidad)

http://www.sapere.it/enciclopedia/Luba.html  (página online italiana, la información que ofrece amplía algunos detalles y curiosidades)

 

bottom of page