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Reflexión sobre Nocturno 29

Por Rebeca Zurru Fernández

 

 

 

Historia y teoría del cine moderno. 

2013-2014. 

Profesor: Vicente Ponce. 

 

 

Nocturno 29.1968

Pere Portabella  

 

 

 

1. Introducción: 

 

¿Qué es la vida? 

La vida no es una línea recta con principio, desarrollo y final, la vida son fragmentos protagonistas de un determinado momento y espacio, una sucesión de imágenes alteradas y sin relación entre ellas cuya importancia está basada en lo más banal. Gestos, milésimas de segundo dueñas de si mismas que no deben explicaciones a nada más. La reacción de una infinitud de imágenes, sonidos, olores y falsos sentimientos.

Muchas veces me he planteado quiénes somos realmente, largas horas de mi vida han hecho que me regodeara en esa cuestión y casualmente haga frío o calor, esté aquí o allí, siempre llego al mismo punto de partida, somos diminutos fragmentos, eslabones que forman las partes de un todo. 

El tiempo como principal recipiente, nos convierte en recuerdos, fugaces y meros recuerdos, por ello debemos ser capaces de estar a la altura de comprender que no existe necesidad de conexión entre el uno y el millón, cada uno brilla por su única esencia de ser porque es. 

 

¿Alguna vez os ha ocurrido que un simple olor o sonido haya definido mejor lo que fue y fugazmente dejó de ser, que una complicada redacción con todo lujos de detalles sobre lo que coloquialmente conocemos como recuerdo?, pues bien, a mi me sucede continuamente, miro atrás y simplemente veo sentimientos trasformados en imágenes aleatorias, reales o imaginadas pero dueñas de si mismas. Desde mi punto de vista, cuando morimos, precisamente ocurre lo mismo, lo único que queda es el sentimiento trasformado en su correspondiente representación de aquellos individuos que fueron espectadores y miembros de nuestra trayectoria. 

 

Llegados a este punto, volvámonos a plantear la pregunta de salida, ¿qué es la vida?, para mi la vida en estado puro es el reflejo de la fuerza de una sucesión de pensamientos y sentimientos del conjunto, donde cada individuo, el más grande  o más pequeño, el más importante o menos, cobra su protagonismo únicamente porque es, porque existe. 

 

 

 

 

  1. Nocturno 29: 

 

Nocturno 29 es una película española de 1968 dirigida por el director catalán Pere Portabella y con la significativa colaboración del poeta Joan Brossa. 

 

El director, guionista y productor quiso partir de cero en su obra, por ello buscó personas que estuvieran al margen de todo ese mundillo cineasta intoxicado por el guión. 

Trabajó con actores con poca experiencia en el rodaje, como hilo conductor de la película consideró idónea a Lucía Bosé, una mujer determinada, que servía como perfecto punto de partida social y culturalmente. 

Su película fue un reflejo de la pretensión de interrelacionar el cine con la vanguardia de las demás artes, por ello cabrían destacar otros nombres colaboradores en la creación de la película, como por ejemplo el del compositor Mestres Quadreny y el de artistas plásticos como Tàpies, Saura o Joan Ponc. 

 

La película en un primer término se concibió como un intento de devolver a nuestro cine su auténtico significado a través de la búsqueda de un lenguaje cinematográfico enraizado con la tradición de nuestra cultura, un acercamiento a la realidad de las circunstancias del momento, de modo que durante sus 87 minutos de duración, nos aleja completamente de la típica concepción de un cine español cogido de la mano tanto con la novelística del S.XIX, como con la narrativa aristotélica. 

 

Nocturno 29 nos permite disfrutar de una historia compuesta y protagonizada por la sucesión de 28 secuencias de duraciones irregulares, como núcleos autónomos pertenecientes a un total y significado general. Con toda la fuerza de la palabra, es una radical ruptura de la típica linealidad en la estructura narrativa que vemos en cualquier otra película a diario. 

El planteamiento narrativo de la historia que representa, se basa en una sucesión de situaciones, momentos y cosas que a primera vista no tienen ninguna relación entre si, aparentemente son fragmentos de historias diferentes, que en cualquier otra película hubieran sido irrelevantes o quedados en segundos planos, pero que en esta obra, adquieren todo el protagonismo, pues forman parte de un todo del que ya hemos hablado, en este caso, diríamos que forman parte de un mismo desarrollo temático. 

 

 

 

Normalmente estamos acostumbrados a que exista una historia o anécdota  protagonista de una línea recta en el desarrollo de las películas, de modo que la atención del espectador se gana mediante la facilidad y relajación de los sentidos al verla y comprenderla sin ningún tipo de esfuerzo, pues bien, Portabella en este caso se la juega, da una patada a las mentalidades retrógradas, conformistas e incluso normales, nos exige una nueva forma de lectura, él consigue mantener nuestra atención mediante la poesía de la imagen, belleza de momentos, situaciones aparentemente banales y paseos objetales. La temática queda en un primer plano en la lectura de la película, utiliza las secuencias básicas eliminando todas aquellas de transición que le obliguen a crear un argumento. Como único nudo de la historia, emplea un personaje central , Lucia Bosá, a través de la cual el espectador entra en la coherencia temática y significado “argumental” del filme. 

 

El catalán, consigue sumergirnos en la realidad de lo cotidiano transportada a la pantalla, llega a alcanzar el experimentalismo más arriesgado, siguiendo vagamente los principios de la llamada “escuela de Barcelona”, pero sí completamente, los principios de su intuición y de la de su mano derecha, el poeta Brossa.  

 

Escenas aleatorias, fragmentos cortados y pegados, Aristóteles ha vuelto a desaparecer, no hay un relato bueno ni tan siquiera uno malo, simplemente hay un relato y cada uno somos dueños y responsables de su interpretación, aparente libres para decidir  a que conclusiones decidimos aferrarnos.

 

Constantemente intentamos buscar nexos, nexos inexistentes, inventados, que nos faciliten la comprensión de lo ocurrido, no somos dueños de nuestro mundo, somos juguetes en manos del destino y por miedo a la realidad que nos gobierna intentamos dar un orden absurdo a lo que no se le puede dar, decoramos las situaciones transformándola en irreales, continuamente nos engañamos a sabiendas de que los únicos ojos que tapamos son los nuestros, ¿es esto lo que nos llevará a la Felicidad?, me pregunto. 

 

 

  1. Pere Portabella: 

 

Tras esta breve explicación sobre las características principales de la película Nocturno 29, consideraría importante hacer un rápido recorrido sobre la vida y carrera profesional de su director y guionista.

 

 

Pere Portabella i Ràfols es un director de cine, guionista y productor español nacido en Figueras, Girona, Cataluña, el 11 de Febrero de 1929.

Como director se estrenó con la película No contéis con los dedos en 1967, con el guión de Joan Brossa . Después le seguiría nuestra película a tratar,  Nocturno 29 en 1968, también del mismo guionista. En 1977 creó Informe general y subitamente Puente de Varsovia  en 1989. En 2007 estrenó Die Stille vor Bach (El silencio antes de Bach), con la que obtuvo el premio especial del jurado del Festival de Cine de Gijón.

Desde sus inicios como cineasta, es propietario de la productora Films 59, con la que ha producido todos sus filmes y ha apoyado, entre otros, a cineastas emblemáticos del cine español como Carlos Saura en Los golfos y Luis Buñuel en Viridiana, por la que recibió la Palma de Oro en el Festival de Cannes. 

 

Nuestro director se dedicó también a la política. Participó en la organización de la Asamblea de Cataluña y apareció como independentista en las listas del PSUC. 

 

Fue diputado en el Parlamento de Cataluña y senador entre 1980 y 1984. Desde 1990 ocupó diversos cargos en la dirección de Iniciativa per Catalunya, cargos que abandonó en el año 2000. En 1999 recibió la Creu de Sant Jordi concedida por la Generalidad de Cataluña.

Desde hace años participa una vez a la semana en la Tertulia de sabios junto a Santiago Carrillo, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón en el programa La Ventana de la Cadena SER de radio. Desde 2001 es el presidente de la Fundación Alternativas. 

 

En marzo del 2009, fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Barcelona, en un acto solemne al que asistieron personalidades políticas como Santiago Carrillo o el ex-presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall. Y, en octubre de ese mismo año, recibió el Premio Nacional de Cinematografía de Catalunya por su último filme, Mudanza, un encargo de la Huerta de San Vicente para homenajear al poeta Federico García Lorca, que también fue presentado en la Mostra de Venecia. 

 

Aquí dejo un listado completo de su filmografía: 

 

- Mudanza (2008)

 

 

- Die Stille vor Bach, "El silencio antes de Bach" (2007)

- No al no, Visca el piano! (2006)

- ¡Hay motivo! (2004) (fragmento El plan hidrológico)

- Lectura Brossa (2003)

- La Tempesta (2003)

- Art a Catalunya (1992)

- Puente de Varsovia (1989)

- Informe general sobre unas cuestiones de interés para una proyección pública (1977)

- El Sopar (1974)

- Acción Santos (1973)

- Miró La forja (1973)

- Miró Tapis (1973)

- Abogados laboralistas (1973)

- Cantants 72 (1972)

- Cuadecuc, vampir (1970)

- Umbracle (1970)

- Playback (1970)

- Miró L'Altre (1969)

- Premios Nacionales (1969)

- Aidez L'Espagne (1973)

- Nocturno 29 (1968)

- No contéis con los dedos (1967)

- Viridiana (1961) - productor

 

 

 

  1. Cine de autor: 

 

Nocturno 29 radicalmente es en esencia, puro cine de autor, cine en el cual el director, en este caso Pere Portabella, tiene un papel preponderante al basarse normalmente en un guión propio, personal y único. Es la realización de una obra al margen de las presiones y limitaciones que suelen implicar el cine de los grandes estudios comerciales. 

 

 

El cine de autor es la “total” libertad de plasmación de sentimientos, críticas e inquietudes del autor en su obra, es aquél cine en el que el director plasma su particular visión, no sólo del séptimo arte, sino del mundo en general. 

 

Estas películas son fácilmente reconocibles, pues a primera vista se oponen a lo que comúnmente estamos acostumbrados a ver y  únicamente son unos relativamente pocos individuos  los que las entienden, aceptan y les generan agrado. De todos modos, de una cosa no cabe duda, no quedan indiferentes a nadie, pues de un modo u otro invitan a la reflexión y a la crítica. 

 

En la década de 1960, un grupo de críticos de cine franceses, pertenecientes a la revista Cahiers du Cinéma e inspirados, entre otras cosas, por el texto de 1948 La Cámara Pluma de Alexandre Astruc, comenzaron a plantearse interrogantes acerca del rol del autor dentro de una película. Estos críticos se oponían a las ideas del Neorrealismo italiano, el cual proponía que el autor cinematográfico por excelencia, era aquel capaz de plasmar la realidad tal cual era, sin manipulaciones de ninguna índole, permitiendo el espectador interpretase esta "realidad" y fijase sus propias conclusiones. Sin embargo, para este grupo de críticos, el cine debía proponer una visión particular de la realidad y revelar la presencia un autor-director responsable por la imágenes proyectadas. En este sentido, los realizadores de la llamada Nouvelle Vague francesa utilizaban el medio cinematográfico para expresar opiniones e ideas en cada una de sus obras. 

 

Sin embargo, la expresión "cine de autor" trae consigo múltiples problemas de interpretación. Por una parte invita al pensamiento historicista de que el autor cinematográfico tiene un desarrollo lineal de su carrera, lo que lo hace predecible en relación a sus trabajos anteriores y por otra parte la expresión "cine de autor" agrupa a una serie de realizadores cinematográficos fuera del sistema de las grandes empresas productoras de cine estadounidenses, convirtiendo inmediatamente en "autor" a cualquiera que pertenezca a este grupo "externo". 

Habiendo aclarado este punto de determinante importancia para la comprensión de la película, subamos otro escalón y hablemos de la tendencia en la que se vio ubicada y contextualizada en tiempo y espacio, el Nuevo cine español.

 

 

 

 

  1. Nuevo cine español: 

 

El Nuevo cine español, como tendencia cinematográfica, que abarcó desde 1962 hasta 1969, se convirtió en núcleo de la estructura principal de los intereses cinematográficos del momento. 

 

Fue un nuevo movimiento cinematográfico que surgió en la década de los 60, como ya hemos mencionado, por la intención de crear un distanciamiento con lo que se había vivido hasta ese momento en las tendencias del cine nacional y como claro reflejo de transmitir a través de la pantalla lo que estaba aconteciendo en la sociedad española de un modo personalizado. 

 

Para comprenderlo mejor, debemos situarnos temporalmente en una época de nuestra historia de completa represión, donde el término libertad divagaba entre los mares alejados de lo desconocido, de lo intocable. El mundo de la cultura en nuestro país, y en este caso de nuestro cine, estaba gobernado por la censura, esto hacía que tanto artistas de todos lo ámbitos como personas de a pie, se movieran en una zona de operatividad estrechamente delimitada por el sistema. 

 

La censura actuaba desde muchos niveles, entre otros, en el ámbito cinematográfico. Estaba compleamente manipulada y respaldada por el aparato administrativo, ya fuera desde la radical mutilación en el estado de las ideas hasta la protección estatal de todo lo relacionado con las mismas. 

El principal trabajo de la administración era actuar presionando a quien estuviese al cargo o no, de “normalizar” tanto la política en primeros términos, como culturalmente cada uno de los apartados relacionados con la producción del Nuevo cine español. 

 

Hasta ese momento, todas las películas habían sido producidas por productoras establecidas y conformadas por y para el sistema, totalmente sensibles y vulnerables a la censura y a la protección estatal, de ahí la importancia que cobran obras como la de Nocturno 29, sustentadas por productoras privadas como Film 59, cuyo propietario en este caso era el mismo director de la obra y ya mencionado a lo largo de todo este trabajo, Pere Portabella. 

 

Esa supuesta “protección” se le había otorgado a determinados  organismos oficiales interesados en mantener un cine completamente acrítico, seudomoderno y de lectura fácil, que por un lado mantenía a los espectadores sumergidos en la ignorancia de la conformidad y la inexistente necesidad de replantearse nada, y por otro lado sabía recompensar económicamente a quienes se situaban tras ella, para que nos entendamos, 

 

 

el cine había sido un pasatiempos muy alejado de mancharse las manos por miedo a las posibles reacciones. 

 

De estos apartados radica la necesidad de luchar para liberarse del aterrador control sobre las ideas además de hacerlo contra las interferencias en el manejo de los filmes una vez terminados. De aquí parten unas nuevas formas de financiación, que permitieron que la tendencia del nuevo cine español fuera posible, métodos de trabajo que no comprometían de antemano al realizador estatal o de las grandes distribuidoras. Fue el comienzo de una lucha para hacer renacer el mundo de las ideas, pioneros de realizar un cine con pocos medios que permitía asumir ese riesgo tan temido que comporta plantearse una política de producción más coherente y cercana a las necesidades sociales y culturales, yendo más   allá de las mínimas posibilidades que se habían concedido hasta ese determinado tiempo y espacio. 

 

La autofinanciación de obras o sistema de financiación doméstica ”dinero de amigos”, hizo posible que películas como Nocturno 29, con una visión rota, pero al mismo tiempo poética del mundo, como del hombre actual, existieran, en este caso realizada con un reducido equipo de cuatro personas en el corto tiempo de nueve días. 

 

Los valores intimistas se convirtieron en motor del punto de partida de los nuevos valores de la escuela de cinematografía. 

 

La búsqueda de un lenguaje cinematográfico, que correspondía a una visión consciente y profunda de la realidad española, tenía que liberarnos al mismo tiempo de  formas y soluciones narrativas que, por su mismo desarrollo con nuestra cultura, carecían de sentido acelerando un proceso de descolonización, una tarea de destrucción y protesta, que con el resurgimiento de una cultura deformada por un largo periodo de oscuridad y silencio volvería a renacer.

 

 

  1. Descripción de secuencias: 

 

Un hombre joven divaga entre una amplia extensión de campo, las imágenes se acercan y se alejan, nos ubican en el espacio. El pensamiento envuelto en el silencio de imágenes en blanco y negro. Aparece una joven morena de pelo corto y liso mojando sus manos en agua, está descalza. Individuos de todo tipo realizando acciones cotidianas transformadas en poesía. Poco a poco sus caminos se van juntando, llegan el uno al otro. Sus pelos están radiantemente 

 

 

iluminados por la luz del sol que se desliza sobre los mismos. Tranquilidad. Actos, gestos de lo más simples se convierten en protagonistas de lo que vemos. Aumenta el zoom de cada detalle. Sus miradas se buscan, se han encontrado. Parecen tranquilos, sin preocupaciones del ayer o el mañana, disfrutan el presente, nada les importa. Piensan. Los planos se van alejando con bruscos saltos, son diminutos, todos lo somos. 

Una silla, es una silla que muestra todas sus caras, se presenta tal y como es, nos muestra sus principales perspectivas. Ente vestido de juglar, zapatos con pompones y maquillaje blanco. 

 

Una chacha que limpia, ejecuta su trabajo. Aparece ella, camina de un lado a otro, recorre las estancias. Sale al jardín y entra en la parte trasera de un coche color negro. Por primera vez, el sonido forma parte del conjunto, es el motor que arranca. 

Sale de la ducha, está frente al espejo, de manera delicada se pone crema sobre su rostro, cubre sus ojos con cuidado, su cabello mojado esta cubierto con una toalla de color blanco. Ahora es una puerta de cristal traslúcido quien la protege, se acaricia, se cuida, se sumerge en ella, poco a poco nos distanciamos. 

 

El sonido del viento, es una tempestad que recubre la ciudad.  

 

Un pianista envuelto por las notas que le contestan al tocar su instrumento. 

Puros, paseos objetales acompañados de un monólogo relativamente largo, no se de qué hablan. 

Ella vuelve a aparecer, su típico gesto neutro no la abandona, forma parte de su carácter, intento comprender qué le ocurre, su mirada divaga, está perdida. En la profundidad algo le inquieta. 

Es una partida de billar, vemos en primer plano la bola blanca que golpeará al resto, se oye sin miramientos el frío sonido de su golpe. 

Un viejo duerme sentado en su sofá, las arrugas recubren cada parte de su rostro. Tiene el pelo blanco. 

Sube el ascensor. 

 

Él aparece, abre la puerta, mira al fondo de la habitación, un pasillo, ella se encuadra  por una puerta abierta, veo como camina a ella, de manera paralela. Es otra vez él, se sienta, empieza a leer. La música de Quadreny empieza, forma parte del conjunto. Se apaga la luz. ¿Qué está buscando entre los cajones?, vuelve a sentarse, se sitúa bajo la luz de una lamparita situada sobre una mesa, solo está su rostro. 

La música sigue, es un gran jardín o un invernadero, ella está allí, entre las grandes y pequeñas plantas. 

 

 

Un plano desde arriba, es una calle relativamente ancha, vemos el pavimento y oímos sus pasos más cercanos de lo que pueda estar ella. Se enfocan sus pies y a continuación su rostro, lleva el pelo suelto. Su gesto no cambia, sigue siendo neutro. 

Aparece un perro, el sonido de sus pasos no desaparece, sigue allí pero no la vemos. 

El ojo de la cámara va subiendo, enfoca otra habitación. 

 

¿A dónde se dirige? unas rejas son el primer plano, tras ellas está ella. Su mano roza el frío acero de una barandilla. Se enfoca al techo. Escaleras sin final, un escalón detrás de otro. Llegamos a una puerta, no vemos otra cosa, ¿qué hay tras ella?, con cuidado y determinación la abre, la cruza, ¿qué ha visto?. Su bello rostro se convierte una vez más en primer plano. 

Está frente a frente con algo, ¿qué es?. Está recubierto con una fina tela de color blanco. Camina en torno a ello. Vemos su perfil. Acaricia lo que aparentemente, forma parte de un recuerdo, es grande, tan alto como ella. Con delicadeza, poco a poco lo descubre, suelta la tela. Sus dedos lo rozan, juega con la maquinaria haciendo que de vueltas. Aumenta la velocidad de las vueltas. Lo analiza, ¿ cuál es el vínculo que los une?, ¿por qué lo estaba buscando?. La rueda deja de girar. Una vez más, la pone en marcha. 

 

Ya no se oye nada, la maquinaria va rápido. Nos envisten rápidas secuencias de imágenes. 

Está dentro de un coche , oímos su motor, vemos el exterior desde su perspectiva, ella está dentro, luego la vemos a ella. El vehículo sigue su camino, se cruzan con un armario que está en la acera de la derecha de la calle por donde pasan. El armario toma el protagonismo, lo están subiendo mediante cuerdas a un piso, lo meterán por la ventana. 

 

Él va a un banco, creo que es un banco, la gente trabaja, forman parte de la masa, se enfocan sus rostros, pese a ello, siguen siendo individuos. Personas que esperan, personas que leen, personas que trabajan, simples actos cotidianos. De lejos, de cerca. 

Suena el teléfono, contesta un hombre. Habla y oigo su voz. Son negocios. Cierra la puerta. 

Es un amplio plano, dudo de si es un banco o no lo es, tiene grandes maquinarias. 

 

Un ente visto desde detrás, baja las escaleras, tiene el peinado y la ropa de mi abuela. Abre su bolso, hay una llave, se la da al trabajador sentado tras un largo mostrador. Se levanta. Vemos una puerta, se abre, hay miles de llaves. 

 

 

Otra vez es él, alguien le pide fuego, cruza cuatro palabras. 

La masa trabaja. 

Él es un individuo, una vida, se enfocan sus pies vestidos por unos zapatos de color negro, son de charol. 

Hemos vuelto al supuesto banco, por llamarlo de alguna manera, 274, oímos diversidad de sonidos, le dan dinero en efectivo, son billetes. Sale a la calle por la puerta principal. 

 

Esa anciana sigue de espaldas, todavía no he visto su rostro. Unas manos abren una caja, dentro hay un espejo, se ve un reflejo, es él con peluca y ropaje de mujer. 

El plano amplio de una fábrica. 

Pasea, lee el periódico, ahora está en la playa, se dirige hacia el mar, no deja de leer el periódico. Me molesta el estridente sonido de todo tipos de medios de transporte, es la ciudad, coches, buses, bicicletas y motocicletas. Sigue caminando, comienza a mojar los camales de su traje al dar pasos en linea recta en dirección al mar, termina ahogándose. El periódico flota. 

 

Es ella otra vez, está entre la oscuridad, una vez más, en su jardín. 

Arranca pequeños pétalos blancos de las flores que con fuertes pasos va dejando atrás. Se los mete en oídos, nariz y boca. Hay un ruido que me distrae, es agudo y chirriante, no cesa. Es un ratón, lo vemos desde cerca, abarca toda la pantalla, ella se asusta, tiene miedo. 

Nos sumergimos en el interior de una catedral, están de procesión, curas y párrocos la protagonizas, los fieles alaban la situación. Repentinos saltos bruscos nos presentan los terroríficos rostros de cuatro marionetas, uno por uno, el de la primera, se repite, las vemos una por una. Son feas, malvadas. Iglesia, marioneta, misa, maldad, procesión, cura, risas. Notas rápidas y agudas  de piano añaden el tono gélido de las secuencias. 

Llegados a este punto, empezamos a dar vueltas. Parece que estemos centrifugándonos. Repensando que hacer, a dónde ir. 

 

Una cafetería, él entra, desde sus ojos vemos una pareja sentada, cruzan palabras, están al lado de una ventana. No oigo sus voces, están remplazadas por el tarareo de alguien. Más paseos objetales, televisor, silla, baso, televisor, cuchara. Lo tarareado se convierte en canción. 

El color se apodera de la pantalla, todo había sido en blanco y negro. Es una partida de cartas, una mesa redonda en el centro, cuatro jugadores, lo deduzco. Alguien reparte las cartas, el cuarto jugador se sienta, empieza la partida. Los segundos van pasando, el sonido del reloj nos ayuda a no olvidarlo. El tiempo pasa, pero a veces se detiene. Volvemos a tener primeros 

 

 

planos. Ella también está, veo su rostro impasible, se toca el pelo, el otro tira una carta al suelo, hacen trampas. Ella tiene una escalera 10, J, Q, K?. Sonríe. Llega un hombre a la sala, está en silencio, se acerca a ella, le toca al hombro, le susurra al oído. 

Vuelve el blanco y negro. La terraza de una mansión, deduzco que es la de ella. Pasea con el hombre que ha interrumpido su partida. Es de día, debe ser mediodía, se ve cálido y tranquilo, ellos van con finas largas mangas, la temperatura es ideal.

Suenan campanadas. 

 

Camina en forma de ese entre varios pilares, me parece más bella que nunca, está vestida de negro, vuelve a regodearse en sus pensamientos. 

Agua que corre de fondo, están cogidos de las manos, es un primer plano del detalle, vemos como se separan. 

Él la observa desde arriba de la terraza, ella camina entre un laberinto de vegetación. Vuelve. Sonríe. ¿Qué busca?, ¿Dónde va?, siempre hace el mismo recorrido. Se encuentran. Otro hombre los observa, está donde estaba él. Agua y la melodía de un piano se oyen de fondo.

Es un pianista joven, en una sala oscura, lo toca con énfasis. 

 

La chacha sigue haciendo sus tareas, coloca ropa y calzado en el armario, es muy delicada, hace bien su trabajo. Sale de la habitación por una puerta blanca, la cierra. Se abre, entra alguien disfrazado de un terrorífico payaso, hace muecas, baila a son de piano. 

Aparta hacia atrás la máscara con gafas grandes y negras que le cubre medio rostro, es ella. Sonríe, es una sonrisa pura, pasa a la carcajada. El piano no cesa, acelera el ritmo de sus notas. 

 

Una ambulancia apresurada vista desde arriba, suena la sirena, es insoportable el volumen de la misma. 

Un paisaje recubierto por niebla, lo vemos de frente. 

El piano se cierra. 

 

Otra vez estamos en el mar. La cámara da vueltas, está centrifugando. El suave sonido de las olas nos acompaña. 

Un concierto, berreantes ruidos de la multitud, es un grupo de cinco, saltan, tocan, cantan, hacen su trabajo, mueven a la masa. 

El mar y la tranquilidad. 

 

Se están disparando pájaros con una escopeta. A veces aciertan y otras fallan. 

 

 

 

 

 

Están sirviendo té. Unas manos masculinas cogen los prismáticos, observa a través de ellos. Otro primer plano, es una bola de golf, recorremos el palo de manera ascendente hasta llegar a quien lo sustenta, el plano es más general. 

La música es exquisita. 

 

Otra vez, es la cafetería. Esta vez no ocurre lo típico, la gente bajo las mesas, casi todos gatean a cuatro patas. 

La bola de golf ha entrado en el hoyo. 

Estamos en un bosque, árboles de hojas caducas, parece uno de los últimos días de otoño o de los primero de primavera. Ella está en compañía. Habla, es la primera vez que oigo su voz, tiene acento, es delicada.  Él le contesta. 

Hemos vuelto al principio. Un lapsus donde aparece el primer personaje del filme. 

 

Oraciones cortas y concisas, aparentemente sin relación entre si. Él le contesta del mismo modo. Pasean entre el bosque, empieza a correr, llega a la orilla de un riachuelo, se oyen sus pasos sobre las hojas que están en el suelo, se descalza, mete sus pies en el agua. 

La cafetería una vez más. 

Un cristal se rompe. 

 

Hay un gallo, tiene pocas plumas, relativamente. 

El color en la pantalla regresa. Una tienda de telas. Ella está en el mostrador. Telajes  con los colores de muchas banderas, España, Japón, Francia, Reino Unido, etc. El recepcionista le aconseja, le ha llamado la atención una, él le argumenta que no. Estamos acompañados del sonido de fondo que hay en la tienda. 

 

Sale por la puerta del negocio, baja unas escaleras que están a pocos metros. Volvemos al blanco y negro. 

El sonido de un avión. Es la pista de aterrizaje de un aeropuerto. Vemos una azafata que camina, un primer plano de las grandes ruedas del avión. El avión se acelera, está apunto de elevar sus toneladas en le aire. Ya está en lo alto, poco a poco se aleja envuelto por su sonido. 

 

 

 

¿Qué ocurriría si simplemente fuéramos capaces durante milésimas de segundo de destaparnos de todo aquello preestablecido y quedáramos desnudos frente a frente con la realidad?, ¿sobreviviríamos?, ¿estamos capacitados para tomar las riendas de nuestra propia existencia?, ¿el mundo está hecho a nuestra imagen y semejanza o somos nosotros quienes estamos hechos a su imagen y semejanza?, ¿qué es normal, cuándo deja serlo?. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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