Hablamos de cartografía
Reflexión de la exposición de Rogelio López Cuenca, Radical Geográfics (2015). IVAM. Valencia
Por Rebeca Zurru Fernández
Rogelio López Cuenca. Fragmento del Mapa di Roma, circa 2006/2007.
Imagen tomada del sitio web: http://kedin.es/valencia
Desde el principio nos sentimos atraídos por la idea de la cartografía crítica. Consigue introducirnos en un rico juego de paradojas conceptuales. Buscar otros modelos base por los que se gesta el sistema estructural, la realidad social. Rogelio López Cuenca (Nerja, 1959), en su última exposición Radical Geografics, nos muestra una colección de obras, contramapas, sobre batallas y momentos acallados de zonas específicas de ciudades como la nuestra. Un bagaje de proyectos en colaboración de una serie de artistas, investigadores y estudiantes de ciudades tanto europeas como americanas. Un discurso, cuyo hilo conductor nos documenta acerca de puntos clave. Particulares intersecciones del mapa, donde las ausencias y sombras de lo urbano, se convierten en conceptos a destacar. Lo no visible, los vacíos conceptuales de la realidad establecida por los mecanismos del poder, emergen como protagonistas. Se convierten en narradores de su propia cartografía crítica. Generando así, a través de lenguajes como el arte, una serie de mapas que contrarresten esas narraciones que los medios dominantes acaban dictando como realidades oficiales.
La muestra de Rogelio López Cuenca en el IVAM entre el 7 de Octubre hasta el 31 de Enero de 2016, da cabida a especular sobre esas realidades silenciadas o en muchos casos, inexistentes para nosotros. Cuestiona el propio concepto de realidad, mostrando que es una construcción voluntaria del poder con fines específicos. Nos permite barajar si lo que vemos en los media, en las ciudades, en el día a día, es la realidad o un relato interesado que permita manipularnos política y económicamente. El artista, a través de su obra, nos ayuda a refrescar cuáles son los orígenes de esa uniforme percepción de las cosas, designación válida u obligatoria. Desvela el campo de las imágenes como parte de esa serie de estrategias, mensajes subliminales de la globalización, que nos conducen a concebir impresiones y gestar ideas sobre lo que por rutinas y costumbre, acabamos comprendiendo como realidad. Para Blanca Muñoz (2011), estaríamos hablando del eterno retorno, quien dice que, “habitúa a los individuos a existir en un destino elaborado por unas minorías, que defienden sus intereses con la virulencia que les da su poder sobre imágenes, símbolos y representaciones colectivas”. Rogelio López Cuenca nos ofrece su propia perspectiva, decide tomar el arte como “constructor del marco a través del cual interpretamos la realidad”, medio para generar otro tipo de imágenes, contrarrestar esas realidades perdidas a lo largo del tratado de paz.
En Radical Geografics, vemos cómo el artista necesita contarnos todo, dejarnos sin ningún tipo de dudas ante lo que nos cuenta. Hay mucho que comprender dentro de un espacio más bien reducido. Consideramos que este factor puede influir en la primera lectura que se ofrezca a la muestra. Ante nosotros se expone todo tipo de información presentada mediante imágenes, textos o vídeos. Todo lujo de detalles, casi una colección de plantillas para hacer diferentes tipos de críticas cartográficas. Una serie de obras basadas en la toma de datos visuales, mapas conceptuales, documentales y relatos. Una larga serie de obras, compuestas a base de ciudades y números correspondientes a fechas de acontecimientos concretos de sus pertinentes historias. El desglosamiento de los sucesos de la década de los 70 en espacios del mapa de ciudades como la de Roma. Manifestaciones pacíficas, la Ley de Basaglia (1978), hasta acontecimientos como la Revolución Industrial (1839), la apertura de cooperativas (1975), las primeras ondas migratorias (1930) en ciudades como la de Mataró. Collage de vinilos con textos e imágenes concretas que los acompañan, narrando por ejemplo, el golpe militar que sufrió el puerto de Valparaíso en 1973, Chile. Y así repetidamente. En efecto, a primera vista, puede parecer un almacén de datos. Casi titubeando entre los límites de lo que podamos encasillar como arte. En cierto modo, la duda ha dejado de tener cabida como filtro entre obra y espectador, pero con intención de aportar objetividad a un campo de subjetividades, en estos casos, diremos que siempre cabe analizar el contexto y las intenciones de la acción creadora.
Coincidimos en que ciertamente pueden existir otros modos de transmitir los pertinentes mensajes, a la manera en cómo se emplean las diferentes herramientas. A pesar de ello, Rogelio Lopez Cuenca toma el lenguaje de la abundancia como contestación a quienes aterrizan en ciudades cual “páginas en blanco”, artistas paracaidistas indiferentes al contexto social donde se encuentren. Asumiendo así que los medios dominantes impongan un prototipo predeterminado de la realidad donde se sitúen. En este caso, ¿qué es arte y qué dejaría de serlo?. “Recordemos, cuando decidimos intervenir, la ciudad no es una página en blanco. La ciudad tiene un estrato acumulado de éxitos, de fracasos, de conflictos latentes, de heridas sin cerrar y de intereses cruzados”. López (2011).